Claro que si, una casa limpia y ordenada, es un hogar agradable donde todos quieren estar, es importante por la dignidad de las personas que ahí viven. Una casa limpia, es un hogar acogedor donde propios o extraños se sienten bien.
Pues así y MÁS es importante la limpieza del Templo pues es nada menos que la Casa de Dios, el lugar donde habita, donde siempre venimos a expresarle nuestro sentir, donde venimos a hablarle, a estar con Él. Por eso debe ser un lugar limpio, agradable y digno.
Uno de nuestros deberes para con Dios es adorarlo, alabarlo y rendirle el culto interior y exterior que Él se merece por su Divinidad.
En el Antiguo Testamento el Rey David era muy rico y poca cosa se le hacía lo que tenía para darlo, para construir el Templo de Dios, un Templo que fuera Digno de Dios.
Y nosotros ¿qué no podemos hacer por nuestra Parroquia donde habita Nuestro Señor, real, verdadera y personalmente?
Dios debe tener el primer lugar en todo, mantengamos limpio nuestro Templo, enseñemos a nuestros niños y jóvenes a Amar, cuidar y respetar nuestra casa… LA CASA DE DIOS.
“¡Señor, yo he amado la hermosura de tu casa!” Salmo 26
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