"La comunión eclesial, aun conservando siempre su dimensión universal, encuentra su expresión más visible e inmediata en la parroquia. Ella es la última localización de la Iglesia; es, en cierto sentido, la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas"
La parroquia es el ámbito más propio de Cáritas: realización de una comunidad cristiana que vive comprometida con los pobres, se ocupa de ellos y responde, así, al mandato del Señor. La práctica de la caridad no constituye un apéndice añadido a su actividad, sino una parte esencial e irrenunciable de su misión evangelizadora.
A través de los grupos parroquiales de Cáritas, la Iglesia abre sus brazos a las personas y familias necesitadas del entorno más próximo, no sólo acogiéndolas y atendiéndolas en sus necesidades materiales más acuciantes, sino animándolas y acompañándolas en sus propios procesos de promoción y desarrollo personal y social.
La acción de Cáritas en la Archidiócesis de Valencia se desarrolla, por tanto, principalmente, a través de las parroquias y de los grupos de Cáritas que trabajan en ellas.
Para desarrollar este ministerio, la comunidad parroquial necesita contar con personas que se encarguen y se responsabilicen de su cultivo: ellas forman el grupo de Cáritas.
Pero Cáritas es también una llamada al corazón de la comunidad, una experiencia viva y participada de solidaridad, de sensibilidad y de compromiso compartido con los pobres.
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La Cáritas parroquial más que una organización para solucionar algunas situaciones de pobreza, más o menos graves, es una dimensión esencial de la comunidad cristiana y de todo cristiano. El grupo de Cáritas, recibe de la Iglesia el mandato de trabajar más específicamente en el servicio de la caridad y organizar la comunicación cristiana de bienes a favor de los más pobres.
El grupo de Cáritas parroquial anima y estimula a toda la comunidad a vivir el mandamiento del Amor, es decir, a confirmar con obras de caridad, la fe que profesa y celebra.
Todas las Cáritas tienen el mismo símbolo: los corazones; un mismo móvil: el amor al hermano; y un mismo objetivo; servir a los más pobres.
Componen el grupo de Cáritas parroquial aquellos cristianos que se sienten llamados a trabajar de forma más específica en el servicio de la caridad. No se constituye como un grupo cerrado, sino que se abre a toda la comunidad dándole a conocer las carencias del entorno, ayudando a la comunicación de bienes y animando a la participación del voluntariado social en acciones concretas a favor de los pobres y marginados.
En el sentido más amplio, el grupo de Cáritas está formado, implícitamente, por toda la comunidad, pero ella delega en un equipo que coordina las iniciativas y actividades que se derivan de los compromisos que asume la comunidad cristiana.
En la parábola del Buen Samaritano (Lc 10, 29-37 ) Jesús nos hace la propuesta de cómo entiende Él que debe ser el ejercicio de la caridad, el amor solidario, la lucha por una sociedad más justa y humana. El nos invita a realizar un proceso de acercamiento, acogida, acompañamiento, transformación de la sociedad y evangelización de los excluidos y marginados
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