Comentario diario

Enraizados en Él

Jesús se presenta como la vid verdadera, y nosotros como los sarmientos. Esta imagen, tan sencilla y tan rica, nos habla de una verdad fundamental: nuestra vida solo da fruto si estamos unidos a Cristo. Separados de Él, nos secamos. Y esto no es una amenaza, es una realidad que vemos cada día. Somos como una planta: una rama cortada puede seguir verde un rato, pero poco a poco se marchita. A veces nos pasa igual. Podemos ir tirando en la vida, ocupados, con muchas cosas, pero si no alimentamos nuestra fe, si no cuidamos nuestra relación con Dios, nos vamos secando por dentro.

Permanecer en Jesús es vivir en conexión con Él. No es solo ir a misa los domingos ?aunque eso ayude mucho?, sino dejar que su palabra inspire nuestras decisiones, que su amor sea el motor de nuestras acciones. Por ejemplo, cuando ayudamos a alguien sin esperar nada a cambio, cuando perdonamos aunque cueste, cuando elegimos la verdad aunque duela? ahí damos fruto.

El papa León XIII, que ha vuelto a la palestra de actualidad gracias a nuestro nuevo papa, hablaba de esto al insistir en que la fe no es solo para lo privado, sino que debe transformar la sociedad. En su encíclica Rerum Novarum, defendía la dignidad de los trabajadores, la justicia social, la solidaridad. Eso también es dar fruto: cristianos que, unidos a Cristo, mejoran el mundo. No basta con tener buenas intenciones: necesitamos estar enraizados en Él para que nuestras obras no se conviertan en activismo vacío.

Y atención: Jesús no dice que el Padre arranca solo a los que no dan fruto, sino que también poda a los que sí dan. Eso a veces nos cuesta entenderlo. ¿Por qué perdemos cosas que parecen buenas? ¿Por qué permite dificultades? Porque quiere que demos más fruto. Como cuando un jardinero poda una planta para que crezca más fuerte. A veces Dios nos purifica a través de pruebas, nos ayuda a soltar lo superficial para quedarnos con lo esencial.

Por eso hoy, Jesús nos invita a permanecer. A no soltarle. A vivir con Él, no de vez en cuando, sino todos los días. Porque con Él, incluso nuestras heridas pueden florecer.

Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared

Aviso legal | Política de privacidad | Política de cookies